Cuánta más belleza, más fuera del tiempo y de la pena, más inmortales.

31 diciembre 2015

Hoja de ruta


A ti





Ignoro las razones del porqué
celebro el último día de este año con un poema (¡indefectiblemente ñoño!)
y un ambicioso plan de ruta para el próximo.
Lo ignoro, pero me propongo
capturar al vuelo instantes de belleza
para (si gustas) gozarlos y degustarlos contigo
como delicados sibaritas,
y ahora que estamos a solas, agrandar tu sonrisa  
lo que me hace pensar en lo apetecible de tus labios
y en gestionar los sueños que se encogen y se expanden a un tiempo;
tan livianos como contar gorriones en el cielo
tan trascendentales como la necesidad respirar
tan turbadores como esas emociones que no sabemos nombrar,
y, segundos antes de ese instante, la vida vivida con emoción
o simplemente, vivida
y en ese instante: belleza
inaudita


¿Algo que objetar? 

19 diciembre 2015

Ahora que nos toca decidir


Para mí está claro. No pienso votar a los Populares, pero tampoco me gustaría tener un gobierno tipo Podemos. Ciudadanos (cuya propuesta de supresión del Senado me agrada mucho) me parece una versión light del PP. Al PSOE lo veo podrido, aunque ideológicamente sería el partido con el que más tendría en común, más nunca sería este PSOE, sino lo que debería de representar: la socialdemocracia europea, que de seguro no es el zapaterismo, Rubalcaba o Pedro Sánchez. El problema de la política española es que ha proliferado la dictadura de partido y no emerge la inteligencia, la genialidad, el pensamiento libre. Votaría en blanco si no fuese porque, en esta ocasión, ni siquiera me acercaré a votar; me quedaré en la cama igual, que la música electoral nunca me supo levantar… En el voto (o no voto), como en todo en la vida, cada uno busca sus propias razones y cualquier razón que se encuentre es buena pues, al fin y al cabo, cada uno se representa a sí mismo, o como dicen por ahí: cada cual con su conciencia. (Estoy sorprendida de estar escribiendo sobre el tema; soy extremadamente reservada respecto a mí misma)

Eso sí, si hubiese un partido que dijera: “Se va a suprimir el impuesto de Sucesiones”, entonces yo votaría a ese partido con los ojos cerrados. Sé que es algo subjetivo, una manía personal que tengo, sé que aflora en mí lo puramente visceral, pero me causa una indignación suprema que exista un impuesto que penalice la muerte y que morir sea un hecho impositivo. Conozco a personas que han tenido que renunciar a la herencia por no poder afrontar los gastos fiscales (claro está que no es el caso de los herederos de la Duquesa de Alba, ni de la familia Pujol). Tengo una amiga que está en el paro y que se ha quedado en la calle al no poder heredar la casa de su padre, en la que vivió con él hasta que este murió, por no poder pagar el impuesto. A nivel moral y a ningún nivel ¿qué derecho tiene el Estado a quedarse con su casa?  ¿Por qué el Estado tiene que meter la zarpa en lo que una persona –mucho o poco- ha estado ahorrando con el esfuerzo de toda su vida? ¿Y por qué la doble imposición? Es tan injusto que todos partidos prometen rebajarlo o regularlo, pero hasta ahora ninguno ha dicho: ¡Lo suprimo!

Está claro que, con más pena que gloria, ganará el PP, pero no se sabe con qué diferencia de votos y si va a poder formar Gobierno etc. etc.… Son unas elecciones inciertas y son interesantes en ese sentido, habrá que ver qué panorama. Acaso el voto no es más que una moneda de cambio, un boomerang que te puede dar en plena cara: votas a un candidato, ellos pactan, e invisten a otro.  Me pregunto si las campañas electorales sirven para motivar algún voto, me pregunto a donde van a parar las promesas electorales y por qué su incumplimiento no se recoge en el código penal. Me pregunto y me pregunto, y de fondo –casi imperceptible- suena la voz de José Feliciano con el estribillo de “que será será, será lo que será”.  Charles Baudelaire decía:
“… pregunten al viento, a la ola, a la estrella, al pájaro, al reloj, a todo lo que huye, a todo lo que gime, a todo lo que rueda, a todo lo que canta, a todo lo que habla, pregúntenle qué hora es; y el viento, la ola, la estrella, el pájaro, el reloj, contestarán:
-¡Es hora de embriagarse!

07 diciembre 2015

Fotografía en blanco y negro


Hay recuerdos que no voy a borrar,
personas que no voy a olvidar.
Hay aromas que me quiero llevar
y silencios que prefiero callar.
(Fito Páez)








Me gusta esa frase que dice que la verdadera patria de un hombre es su infancia. En esos años se vive todo con más intensidad, con mayor entusiasmo, el tiempo discurre mucho más lento y estamos protegidos por esa burbuja –frágil y fuerte a la vez- que es la inocencia. Esta fotografía en blanco y negro es la huella lejana de la inocencia.

El tiempo borró tantas cosas, que parecía que nunca hubieses existido, hasta que, mi hermana (que era amiga de tu hermana) me dijo que habías muerto. No pude evitar que me invadiese el escalofrío y una gran tristeza, y no porque, lamentablemente, no te volveré a ver más (pues no te reconocería después de tantos años), sino porque supe que antes de eso habías perdido a tu esposa y con ella tus ganas de vivir.
   
Mis recuerdos más tempranos se agolpan de manera caótica, formando una maraña difícil de desenredar, pero cuando empiezo a rememorar compruebo que en todos ellos estás tú. Está claro que fui precoz en amores. Tú fuiste mi primer novio a la tierna edad de cuatro años. Un noviazgo oficial y admitido por nuestras respectivas familias a las que les debía hacer mucha gracia. Vivías en el tercer piso y yo en el cuarto y jugábamos en la entrada o en el rellano de la escalera a que tú eras mi marido y yo tu mujer. Nuestro juego siempre consistía en que volvías de trabajar (trabajabas en una oficina imaginaria), aparcabas la moto imaginaria y dejabas la cartera imaginaria al entrar en nuestra casa imaginaria, en la que yo te esperaba cocinando y te daba un real beso de bienvenida. En nuestra visión del mundo todos los maridos eran probos oficinistas y todas las mujeres hacendosas amas de casa. Pero la vida de casados era tan aburrida que los roles que representábamos apenas duraban unos minutos y el juego, idéntica y primorosamente repetido, tocaba a su fin cuando llegaba el beso, como en las películas. Acaso todo el juego era una excusa para darnos un beso, en realidad, lo pasábamos mucho mejor jugando a ser lo que éramos: niños, subiéndonos al tronco del árbol doblado, jugando al escondite y a la pelota o compartiendo juegos con otros niños. Éramos inseparables, siempre cogidos de la mano, éramos felices, la vida era un amanecer siempre nuevo. 

Hasta que un buen día, con mi familia nos trasladamos a vivir a otra casa, en el mismo barrio pero lejos de la tuya. Esa distancia, el colegio, y otros nuevos amigos hizo que nuestra separación fuese indolora, porque en aquellos años la vida era indolora, y porque la ingenuidad es eso, un desconocimiento total y absoluto del dolor. La infancia es ingenuidad y la ingenuidad suele parecerse bastante a la felicidad.

Las laderas del recuerdo a veces desembocan en las playas del olvido, sin embargo, hoy sé que nunca olvidaré cuando me cantabas: “…Tengo una novia que vale, más que la fuente de Roma…” Si nuestra memoria infantil es capaz de almacenar detalles insignificantes es porque en su día esos hechos nos parecieron grandiosos, y en la infancia todo es colosal; tu padre es un gigante, y se parece a Gregory Peck, tu madre es Ava Gadner, la mujer más hermosa del Planeta, tu barrio es la ciudad y tu ciudad es el mundo, y… era grandioso que tú me cantases esa canción.


La infancia puede marcarnos, incluso puede dar color al resto de nuestras vidas pero hoy es una foto en blanco y negro. Mientras la miro, entre la sonrisa y la nostalgia, siento que el tiempo se ha detenido y que el mundo y yo estamos en paz.


13 noviembre 2015

13 de Noviembre


Lo mejor estaba por llegar: Tu cumpleaños. ¡Cuántos años, eh! (me refiero a los años de amistad).

“Felicidades” viene de: felicidad es. En cierta manera, la felicidad es, en esencia, un poso. Lo importante no es el sabor sino el regusto. Así pues la vida merece un buen tiento (y a más cumpleaños, más tientos), olvidar los malos momentos, recuperar los sueños que duermen olvidados, y vencer ese maldito orgullo por el que tantas historias se dejaron de vivir. 






FELIZ CUMPLEAÑOS




06 noviembre 2015


Esta tibia mañana de otoño ha venido a la hora del desayuno. Luego se ha marchado a alegrar los cielos grises.



23 octubre 2015

Abrazos con botas




Sólo se vive dos veces, una vida para ti y otra para tus sueños




La vida se resume en sueño que no tiene sueño, más no pretendo sacar a colación la filosofía de los famosos versos de Calderón (que la vida es sueño y los sueños son) ni tampoco voy a hablar del sueño físico. Prefiero hablar de esos sueños perturbadores que se sueñan con los ojos abiertos, sueños que nada tienen que ver con la esperanza. Prefiero tener sueños a tener esperanza. La esperanza siempre implica espera; incluso la espera suele implicar esperanza. Es más, pienso que la esperanza es sólo una forma poética de llamar a la espera. 

Soñar despierta sin esperar nada es el camino hacia el reino de la felicidad, a cosas increíbles que en la vida no suelen pasar. Sueño despierta con sensaciones, sueño sin soñar, sueño con la mente serena y el corazón desbocado (el corazón es un músculo que sólo requiere ejercicio y cabalgar). A veces intento capturar recuerdos de instantes de belleza que la pátina del tiempo va borrando y no consigo retener en mi memoria con claridad, otras veces son antiguas melodías que me traen sentimientos nuevos, o es el tiempo detenido en lugares a los que viajé. A veces son sueños encantadoramente surrealistas (pura hilaridad), un cúmulo de sensaciones inéditas: una mirada que me taladra, la tibieza de una caricia repetidamente resbalando por mi piel o… abrazos. 

Sueño con abrazos locos, apasionados, inverosímiles…Abrazos con botas.

 

21 septiembre 2015

Los perros de los mendigos


En el rellano de la escalinata que conduce a mi trabajo, llevaba viendo varios días a un mendigo extranjero con pinta de Bob Dylan octogenario, acompañado de un precioso perro. Era para hacerle la ola. Al perro. El mendigo debía ser consciente de lo magnífico que era el animal porque se notaba que lo cuidaba bien. Probablemente ese perro sería una de las mejores cosas que le habían pasado en la vida. Lo bonito es que esos animales pueden dormir al raso, estar desnutridos, pasar hambre y frío, pero son fieles, siempre dan todo lo que tienen, sea su dueño un presidente de un país, un rey o el mendigo de la esquina. Da igual, su amor es incondicional, y me provocan mucha ternura.  

El perro del Bob Dylan era majestuoso, me faltó hacerle una reverencia a tanta nobleza. Su dignidad ennoblecía al mendigo que, probablemente, era más persona gracias al perro. Yo pasaba por delante de ellos en silencio, y miraba al perro sin decir palabra. El mendigo no pedía dinero, simplemente quería dormir allí, y aunque el perro estaba lustroso y nada famélico, le pedí al portero del museo (que había hecho cierta amistad con el mendigo) que me tuviese informada y se encargara de que no les faltase nada. Esta mañana ya no estaban, su marcha me ha producido cierta melancolía, lo confieso. ¿Qué me llamaba tanto la atención? Era simplemente la mirada del perro. Mi hermana, después de mucho pensar y buscar, ha conseguido tener un perro insoportable e hipernervioso, y mi vecino igual; tiene otro perro también insoportable e hiperactivo, cuándo los veo por la calle siempre me pregunto quién pasea a quién, el perro (de raza) labrador tira con tanta fuerza del dueño que lo lleva en volandas. En cambio los mendigos no sé cómo lo hacen pero tienen los mejores perros, los más tranquilos, los más sensatos, los más pacíficos, porque los perros son como las personas. Yo creo que los perros de los mendigos son una raza; la misma raza en cualquier lugar del mundo, se llama: raza perro de mendigo. Una de las mejores criaturas que pueden existir en la faz de la tierra.




Montreal 4-9-2015

31 julio 2015

Nubes






Una calurosa mañana de verano, al poco de comenzar mis vacaciones en la playa de Campoamor, cual astro del balompie, le propiné una buena patada a una gran piedra que, camuflada bajo el agua, se interpuso en mi camino, y aún sigo sin entender qué se me había perdido a mí para pasear, incauta e impetuosa, por la (única) zona rocosa que había en la playa. El resultado fue la rotura del dedo corazón de mi pie izquierdo, (en curiosa evocación del título cinematográfico). Este percance me ha confinado al reposo casero y a permanecer varada en la más pura de las indolencias estivales. Con el pie en alto me viene a la menta la ironía de aquella canción: “Una piedra en el camino, me enseñó que mi destino era rodar y rodarrrr”. Dispuesta a no desesperar por un paso mal dado (que no ha sido el primero ni será el último) he pasado las tardes viendo el silente pasar de las nubes sobre un cielo intensamente azul, azul como el agua, como el horizonte en el que se sumerge el mar al atardecer, y sin poder resistirme a hacerle alguna foto con el móvil. La contemplación del lento pasar de las “diminutas gotas de agua líquida en suspensión”, me recuerda el magistral texto sobre las nubes de Azorín que una tarde nos leyera a sus alumnas de COU, D. Juan, el catedrático de Literatura. Su voz grave reverberaba prodigiosamente en medio del silencio, ante nuestro asombro por la hondura de aquellas palabras y por emoción con la que nos las estaba transmitiendo. Comprendí en aquel momento que esa lectura se convertiría, como así fue, en uno de los recuerdos más preciados de mi época del Instituto:

“…Las nubes nos dan una sensación de inestabilidad y de eternidad. Las nubes son –como el mar- siempre varias y siempre las mismas. Sentimos, mirándolas, cómo nuestro ser y todas las cosas corren hacia la nada, en tanto que ellas –tan fugitivas- permanecen eternas. A esas nubes que ahora miramos, las miraron hace doscientos, quinientos, mil, tres mil años, otros hombres con las mismas pasiones y con las mismas ansias que nosotros… La existencia, ¿qué es sino un juego de nubes? Diríase que las nubes son “ideas que el viento ha condensado” … Sí; vivir es ver pasar: ver pasar, allá en lo alto, las nubes…”

Ver pasar las nubes, como toda contemplación de lo estéril, me produce un cúmulo de sensaciones inéditas; ver algo que he visto miles de veces como si fuera la primera vez a la par que un inevitable sentimiento de vacío: ¿Cuánto tiempo hace falta para que no pase nada, para que todo lo disuelva el tiempo?... Siguen su camino sin destino, si las contemplas demasiado tiempo te costará bajar de las nubes. Acaso no exista expresión más acertada para enfrentarse a la realidad, a la necesidad de poner pies en la tierra, que el imperativo: “Bajar de las nubes”.

No quiero terminar esta pequeña crónica sin hacer referencia a otra grata compañía durante la convalencia: Las series de televisíón. Amo las (buenas) series y hasta ahora no tenía mucho tiempo para dedicárselo de forma intensiva. Para comenzar: “El show de Larry David”. Si tuviera que resumirla en una sola palabra sería: desinhibición o absurdez. No sé si es por eso que se ha convertido para mí en una serie de culto, con un personaje de culto y un humor de culto que tendría que tener (y tiene) una categoría propia: humor larrydaviniano. “Roma”, una buena serie, diría que subterránea por la intriga, en la que lo importante es todo lo que subyace a las palabras. Y “Better call Saul” los grandes valores humanos de un cantamañanas, un abogado buscavidas, un personaje con muchos matices y complejo que te acaba robando el corazón.


Veremos si, como resultado del reposo estival, el dedo se ha curado (todavía duele al andar) y puedo marcharme a Canadá en agosto, aunque sea cojeando. Una piedra en el camino, si... Y me he dado cuenta de que por su culpa o gracias a ella, estoy disfrutando de unas verdaderas vacaciones. 

08 abril 2015

Kalipo






Ayer una bandada de pájaros vino a despedirte. Yo no lo sabía. Ni siquiera pensé en lo extraño que sonaba aquel coro dentro de casa, ¿En el salón? ¿En la cocina? Una bandada de pájaros cantarines se había instalado en algún misterioso lugar. Y tú te has ido esta mañana, has volado como buen pajarito. Estabas viejo y te pasabas el día durmiendo, te habías quedado ciego, tal vez también sordo pero seguías ahí, esperando. Muchos días te di por muerto pero no, no quisiste levantar el vuelo, hasta hoy. Acaso porque hoy es un alegre día de primavera, un día de luminoso, y los pájaros son de la primavera. Has sido parte de mi paisaje, sobre todo cuando los domingos cocinaba y salía mil veces a la terraza y tú cantabas y hacías tus gracias y yo limpiaba escrupulosamente tu jaula y te decía piropos, que a guapo y presumido nadie te ganaba. Alguien, con muy buen criterio, ha dicho que llorar a un pájaro es algo exagerado. Y lo es. Sólo que tú, Kalipo, mi precioso canario amarillo, no eras un pájaro cualquiera. Tenías nombre de polo de limón aunque sonaba a dios griego del Olimpo, tú tan pequeño y majestuoso.


Eras del cielo pero viviste toda tu vida en una jaula. Si los pájaros tienen alma y si las almas necesitan de alas para volar, sé que hoy tus alitas inertes te habrán llevado tras la estela de una golondrina a surcar el cielo de la primavera, al que siempre perteneció tu preciosa alma de pájaro.

21 marzo 2015






No les quedaba pan en la cafetería-confitería donde desayuno todas las mañanas así que me pedí el café con leche a palo seco, sin compañía de la espartana y saludable tostada de pan con tomate. Me esperaba una larga y desagradable jornada de trabajo y un día es un día ¡qué caray! así que sucumbí a la tentación de pedir un croissant recién hecho. Mientras lo paladeaba y miraba el periódico escuché que alguien le decía a alguien: Hoy es el día mundial de la felicidad. Y me hizo gracia porque por un instante yo sentía que la estaba paladeando; una mezcla inusual y cálida, que sabía a mantequilla.

Por la tarde, tras confirmar mis peores temores y tener una desafortunada y aciaga jornada de trabajo, dormitando entre siesta y siesta, me pareció escuchar en televisión que alguien que le decía a alguien: Hoy es el día mundial del gorrión. Lo primero que me vino a la cabeza fue este blog. 

¿Existe el día mundial del gorrión?... Olé. El gorrión, tan señorial, tan frágil, tan pequeño, pero con esa imponente pose de seguridad. Se lo merece… ¡Tener un día! Los gorriones son seres mucho más educados y exquisitos que la mayoría de la gente que conozco. Siempre que veo un gorrión me paro a mirar sus enternecedores saltitos, y cómo toda su naturaleza gravita al margen de todo, especialmente de los humanos, seguramente para ellos, los más incomprensibles de todos. 

Asociar la felicidad a los gorriones, el mismo día, me parece espectacular. No sé si es que soy una sentimental, o que he tenido un mal día, o si alguien va a tener razón y es que voy de rebelde!




09 marzo 2015

Precioso



¿A quién no le dieron las doce y la una y las dos y las tres…? ¿Quién no prefirió volar, aunque quedase maltrecho? Me parece una preciosidad de canción…






Una letra muy especial, es el talento de Sabina: mezclar la poesía con lo cotidiano …

"Sé que no lo soñé"- 
protestaba mientras me esposaban los municipales 
en mi declaración 
alegué que llevaba tres tientos 
y empecé esta canción 
en el cuarto donde aquella vez te quitaba la ropa 
y nos dieron las diez y las once, las doce y la una 
y las dos y las tres
y desnudos al amanecer nos encontró la luna.

01 marzo 2015

Hija del viento y la lluvia









El viento rabioso del noroeste azota árboles y casas; corre a través de los gigantescos pasillos entre los montes gris azulado que animan apenas el horizonte de esta tierra semidesértica. El aire corre hacia el mar, despejando la humedad del ambiente y trayendo el seco frescor del interior. Dando tumbos entre las ráfagas violentas, se mueven las primeras noticias de la primavera próxima, ese tiempo confuso y alterado que fragua, poco a poco, la mullida delicia del buen tiempo. Mediado ya el invierno, El sudeste español se prepara entre espasmos para un nuevo resurgir de su naturaleza precoz; el frío de baja entidad y alta penetración por su composición húmeda, hace más daño a los huesos que a la piel, mientras que la luz intensa, atempera esa sombría idea del invierno que todos tenemos. 

Las lluvias del invierno, aunque escasas, disparan la urgencia de millones de semillas invisibles diseminadas en el suelo reseco. Estas hierbas modestas y tenaces, tras una larga espera impuesta por la sequía, aprovechan la primera ocasión para tapizar de verde el suelo pelado. Crecen vertiginosamente, como si fueran conscientes de un retraso en el reloj natural; de haberse saltado varias estaciones. 

Las flores silvestres, como un conjuro, invocan a las abejas, y estas, a los abejarucos que volarán desde África para predar sobre ellas. Cada fenómeno se encadena a otros en una sucesión imparable a la que comúnmente llamamos: vida; y esta, bajo tierra, se afana forjando las nuevas criaturas que liberará cuando el termostato biológico dé la señal, el pistoletazo de partida al asombroso maratón de ejércitos de insectos corriendo hacia el final del verano siguiente. Alterará la estación de las flores todo a su paso, vestimentas, temperamentos y paisajes; desatará campañas comerciales y fiscales; inaugurará la temporada de los ritos paganos de siempre, con retoques culturales puntuales.

Anunciará la liviandad de las costumbres, la vacuidad de los entretenimientos y una sensible merma en la calidad de las manifestaciones artísticas más promocionadas. Hija del viento y la lluvia, la primavera prende flores y hojas nuevas en los árboles desnudos; llagas en el ánimo de ciclotímicos y bipolares, y color, el vibrante color de un nuevo ciclo reinventando lo eterno.

Abel Granda




Este texto es un regalo de cumpleaños. Belleza y descripción inmejorablemente expresadas. Al hacerlo público deja de ser placer de mi exclusiva incumbencia, deja de estarme reservado y pasa a darle sentido al título de este blog. Mil gracias, Abel
También me entusiasma la fotografía, que parece un pintura, podría ser una mujer contemplando la llegada de la primavera… Me encanta por su armonía, por su delicadeza, por sus connotaciones clásicas, por su poesía, por su composición, por el ensimismamiento de contemplar a la que contempla y sobre todo porque me transmite su ensimismamiento y su calma o será simplemente porque me identifico con ella.




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22 febrero 2015

FELICIDADES


Mi querido fotógrafo y amigo y viceversa

Esto es suyo:





Para quienes el sentido está en el viaje, no hay posada ni oasis perpetuos que muevan sus pasos; son seres que buscan, pero en realidad no saben qué. Sólo tienen claro que nunca se llega, y hay nuevos principios tras cada final; han aprendido, que si todo tiene fin, es mejor que uno mismo lo escoja, y pasan la vida en esa soledad en defensa propia, que abre todos los caminos.
A veces, sólo a veces, cuando escuece alguna cicatriz, se inquietan, y temen ir a dormir, por si soñaran que han llegado, y se es feliz allí.



19 febrero 2015

Elogio de la vida



Un instante de belleza


Hice unas cuantas cosas en la vida, es cierto, pero las hice sin pensar en que me sirviesen para asegurarme el porvenir, únicamente porque siempre tuve el sueño de labrarme un pasado. 
(Jose L. Alvite)

09 febrero 2015

Sombras...? No, gracias


El amor es la respuesta, pero mientras lo esperas el sexo plantea algunas preguntas bastante interesantes
.
Woody Allen (no podía ser otro)



Hace poco me preguntaba una amiga si merecía la pena ir al cine a ver “50 sombras de Grey” No he leído la novela porque no es literatura (creo que es mala literatura, como mucho, entretenida) y no iré a ver la película porque no es cine. Leer la trilogía o ver la película me da tanta pereza que casi me produce fatiga. Pero a raíz de esta pregunta, me he informado sobre el argumento (leer en Wikipedia y ver el tráiler) y aunque no debería opinar de algo que no visto ni leído, no puedo escapar a la tentación de hacerlo, al igual que hace el líder de Podemos cuando dice eso de: “No me fío de los políticos que hacen promesas. Eso sí, os prometo una cosa…”

Me resulta muy difícil condensar en palabras lo que entiendo por seducción pero intentaré describirla brevemente. Una historia de seducción es una historia de conquista en la que puede suceder (y sucede) cualquier cosa. La seducción hace desplegar la sensualidad, que los sentidos disfruten hasta el mínimo segundo en una permanente invitación al placer. La seducción es un halo del que emana la fascinación, el magnetismo y la fuerza de una atracción contagiosa. Así pues, una historia de seducción, ni siquiera en la ficción, podría funcionar con el vendedor del puesto de periódicos, o con el fontanero que viene a casa y te tira de espaldas con el sudor, ni con tu compañero de oficina que nunca supiste porqué guarda unos calzoncillos en el cajón; ninguno de ellos podría sacar de paseo a tu diosa interior, y si por añadidura te arrea un sopapo, en un siempre hipotético escarceo, lo único que va a despertar en ti es a tu monstruo interior y los deseos de responder al masculino dominante con un bate de béisbol. Una historia de seducción con un trasfondo de sadomasoquismo sólo puede ser creíble en la ficción novelesca, como es el caso de las sombras de Grey, con un efebo atractivo y –sobre todo- de una fortuna arrebatadora. Pero yo siempre he sentido aversión por las historias prefabricadas de amor, sexo y lujo; historias de laboratorio, a las que se van añadiendo ingredientes también prefabricados que, al final, te lo venden como producto original, sin espacio para que tú pongas la imaginación, porque la imaginación es el producto. Y sin embargo ahí está el mayor éxito editorial de la historia, entre otras razones, gracias a una gran promoción comercial y a frases como: “Es un libro escrito por una mujer para mujeres” “Millones de lectores a los que les ha cambiado la vida 50 sombras de Grey”.

La literatura es en sí misma una entelequia que ofrece múltiples sendas, infinidad de variantes en un mundo de palabras, ideas y sueños. Puede ser un juego inocente o un arma peligrosa, un vacuo entretenimiento o un arma trascendental. Un libro puede, incluso, ayudarte a conocerte a ti mismo. Así que es importante saber muy bien qué libro eliges. 

23 enero 2015

Lo que verdaderamente importa



La vida son los árboles que guardan en su corteza toda la sabiduría del mundo, los pájaros que se niegan a ser presos de nadie, la luna y sus mil secretos, el cielo que intenta en vano ocultarnos las estrellas, el mar salvaje e infinito. La vida es la ternura que cristaliza en un beso, la melodía que te estremece, la mirada que atraviesa tú corazón.




Y llega ese momento en la vida en el que te paras. Los años pasaban empañados por la poderosa e inevitable inercia humana de avanzar constantemente: el mañana, la próxima semana, el futuro, los planes, los objetivos, los proyectos, las metas… Siempre obsesionados con el siguiente escalón. Inmersos en esa carrera somos ajenos a la reflexión, estamos tan concentrados en nuestros pasos que despreciamos el camino. Pero entonces, cuando has recorrido un buen trecho, comprendes que ya no tienes tanta prisa: los recuerdos van remplazando a los sueños, encuentras tú lugar en el mundo y sientes que estás conforme contigo y con la vida. Se pierde la ambición y la incertidumbre de la juventud, pero no la necesitas porque ahora sólo te apetece sentarte en mitad del camino, respirar hondo y mirar a lo lejos el sol de la tarde. Ahora en vez de bebértela a tragos, degustas por primera vez la vida… ¿Y qué es la vida?
La vida son momentos, instantes, fotografías en nuestra historia personal que no las pierde el tiempo, pese a que están cubiertas de una espesa gelatina. La vida es la sonrisa que intentas conquistar cada día. La vida es la gente que tú quieres y que ellos también te quieran a ti.



16 enero 2015

Cumpleaños




Descorché una botella de champagne francés que compré en Avignon hace unos días (me di el gustazo), a solas, brindé, bebí y besé tus labios con mis labios mojados… Brindé porque nadie me podrá quitar nunca los momentos intensos, plácidos, bonitos, románticos, pasionales y felices… Los instantes de belleza y la magia que los envuelve. Transitando por las viejas calles de mi memoria comprendí una verdad absoluta:

No puedes pretender cumplir años sin sentir la añoranza de tus mejores recuerdos.

Siempre he sido un poco bohemia, un poco solitaria, un poco excéntrica (pero no de salón sino de puertas adentro)… Siempre he tenido alma de vagabunda… Y siempre he tenido miedo a sentir demasiado; miedo a que me hagan daño… Demasiado vulnerable. Cumplir años duele pero no cumplir años mata. Y me digo: No debes tener miedo si tienes un lugar a donde ir y un lugar donde volver. No debes tener miedo cuando tienes tiempo. No debes tener miedo cuando lo peor que puede pasar ni siquiera es malo.

Poca gente sabe que muchas veces se trata de ver las cosas con humor y tratar de quitarle hierro.  No soluciona nada pero hace que todo sea más fácil; y con él, conseguir una perfecta adaptación a la vida que, de manera apriorística, nos causa tantas incertidumbres… Es caprichoso el azar y nada de lo que él nos depare nos puede ser ajeno.


PD. Gracias a la vida por regalarme años. 




09 enero 2015




"Entendí 
que en esta vida 
hay cosas que llenan a miles de personas 
y que a mí
no me dicen nada" 







… Lo que me gustaría es tener un ojo en el microscopio y otro en el telescopio... ser capaz de mirar lo que no se mira, pero que merece ser mirado, las pequeñas, las minúsculas cosas de la gente anónima... ese micro mundo donde yo creo que de veras se alienta la grandeza de este mundo y, al mismo tiempo, ser capaz de contemplar el universo desde el ojo de la cerradura, desde las cosas chiquitas asomarme a las cosas que son más grandes, a los grandes misterios de la vida… (E. Galeano)