Cuánta más belleza, más fuera del tiempo y de la pena, más inmortales.

14 mayo 2014

En silencio o en voz alta

"Nunca he creído en la bondad natural del hombre. (...) Esto ha provocado que no me sorprenda la exhibición de su maldad. Me maravilla, en cambio, que la gente se haya olvidado de esta natural tendencia al mal, que no tengamos ya memoria de nuestros orígenes. No fue Abel, muerto precozmente, sino Caín el que generó todas las estirpes que pueblan la Tierra. Un cielo vacío y un paraíso fácilmente edificable en la tierra sacaron al hombre de su camino. Entender la técnica -y dominarla- le proporcionó la ilusión de que el mismo saber era extensible al corazón. Sin cielo -y sin camino para recorrer-, también el hombre se torna máquina y, como todas las máquinas, puede funcionar bien o mal, depende de la construcción, del programa y del mantenimiento". (S. Tamaro)


Qué asco, qué rechazo!... Qué insoportable. Los políticos otra vez pidiendo votos. Para qué ¿Para viajar en primera? ¿Para ingresar todos los meses en sus nóminas seis mil euros netos más trescientos euros diarios en concepto de dietas por ir a trabajar cuatro días, de lunes a jueves, (¿Trabajar? ¿En serio?). Luego, cuando tengan 63 años tendrán un incremento de mil quinientos euros mensuales en su pensión… (“la solidaridad no nace de los privilegios de la diferencia”). Y yo, infeliz, no me puedo hacer responsable de este disparate, ni ser cómplice con mi voto.

Me resisto a votar a partidos mayoritarios que han demostrado sobradamente que las mentiras son mentiras, Obscenas mentiras, repugnantes mentiras, abyectas mentiras. Me resisto como una posesa a votar a estos partidos que han impuesto la dictadura de su partidocracia por encima del interés común, por encima la democracia y por encima de la ética. 

También me resisto a votar a partidos minoritarios, a partidos bisagra, proclives a pactar con los anteriores para conseguir mayorías y alcanzar sus pequeñas cuotas de poder y que también usarán mi voto para sus intereses inescrutables y poco claros.

Pero si a algo me resisto y me rebelo y me rebelo hasta la náusea es a que nadie se adueñe de mí “no voto”. Porque si no voto todos dirán que mi intención era votarlos a ellos y que lo hice silenciosamente con lo que no dije dentro de la urna. Es tan asqueroso que hasta ahí llego. No tengo más remedio que ir a votar, tengo que volver el domingo de la playa ex profeso a votar, y sólo así nadie dirá que mi intención era apoyar sus ideas. Sus putas ideas y su puto partido. 

Quiero pensar que votar te protege de algún modo de la manipulación de los políticos. Y sabiendo a quienes no voy a votar y por qué voy a votar ¿A quién voy a votar? ¿A qué partido? si por sí sola la palabra partido me repugna ¿A quién?... ¿Quién no me parece impresentable? Harto difícil si mi opinión es que los políticos son impresentables per sé. Tendré que votar a un partido que no presente a un político… ¿Lo hay? Lo hay.

Javier (Nart), me importa un bledo las ideas que representes, los argumentos que defiendas (dado que por tu sentido común y tu lucidez siempre serán coherentes). Ahora voy más allá de la retórica: hablo de honestidad. Podría creer en tu honestidad como creo en tu inteligencia. Podría creer que podrías ser la aguja en el pajar y hasta podría creer que eres incorruptible. En fin que, como un mal menor, te voy a votar a ti y sólo a ti (no a tu partido) porque desde que te he oído (años ha) estás permanente cabreado (como corresponde) con este mundo políticamente absurdo que no sabe a dónde va y porque cada vez que te has dicho algo, sea lo que sea, me pareció que no hablabas a la galería sino desde lo más profundo de tus convicciones. Sólo hay una cosa en ti que no me gusta: no tienes sentido del humor.

Pero te votaré porque tienes un pelo estupendo para tu edad, te votaré porque no me pareces un impresentable, y porque creo que no te casas con el poder. Te votaré porque espero que si alguien tuviese que defender una causa justa, ese serías tú. Y si me equivoco, asumiré que lo hago, y que me podrás engañar y desilusionar pero… eres el único que podría representar en potencia algo parecido a la utopía y no la náusea putrefacta de hecho, que es lo que desgraciadamente este país de cainitas, de chanranga y pandereta y de incautos, no merece. Y te votaré porque como te he oído decir “que no nos crean a ninguno por lo que decimos sino por lo que hacemos”.