Cuánta más belleza, más fuera del tiempo y de la pena, más inmortales.

29 enero 2014

J'attendrai


"... Lo más hermoso de los sueños son los increíbles encuentros de cosas y gentes que en la vida normal jamás se encontrarían; en un sueño, una bar­ca puede entrar por la ventana de una habitación..."  M. Kundera
 
 
Es mediodía, apenas hay gente. Decoración exquisita, funcional y minimalista. Se escucha el hilo musical con buen sonido. La tienda es muy grande, pertenece a una cadena francesa especializada en ropa exclusiva y original, toda ella está cuidadosamente colocada y expuesta a lo largo y ancho del establecimiento, un lugar especialmente concebido para personas con alto nivel adquisitivo que disponen de poco tiempo pero gustan de colgar en sus armarios prendas de diseño y tejidos nobles.  
Man la observa a través de un enorme espejo. Ella -unos metros de espaldas a él- está leyendo atentamente la etiqueta de una blusa de seda beige, se siente observada, levanta la vista hacia el espejo y descubre el rostro sonriente y sumamente atractivo del hombre que está tras ella. Hay un juego de miradas a través del espejo, él le hace un gesto afirmativo con la cabeza dando su aprobación a la blusa. Ella le guiña el ojo y se echa a reír. Él le sonríe. Su sonrisa es extraordinariamente pícara y cautivadora. Se conocen bien, se reconocen, se saben, pero es la primera vez que se ven en persona. La casualidad ha querido que –por motivos laborales- hayan coincidido en Madrid en las mismas fechas y han elegido para su encuentro un lugar “neutral”, aséptico, desconocido para ambos. El lugar idóneo salir por la puerta en cualquier momento. Pero también existe la posibilidad de que salgan de allí juntos.
 
Continúan sus compras, recorren detenidamente la tienda, se miran de reojo, se acechan... Esta vez es Man el que sostiene en la mano un pantalón de vestir azul marino con una trama pequeña de cuadros, casi imperceptible. Le gusta ese color por lo que tiene de mar y de azul, quizás por el nombre y por su sobria elegancia. Es ella ahora la que le está observando desde un rincón, tiene la mano derecha extendida y levanta su dedo pulgar en señal de acierto en la elección de la prenda.  
Se acercan uno al otro, de forma casual, atraídos como imantes. Se encuentra frente a frente con ella, que lo mira fijamente con sus ojos brillantes, pasan unos minutos en silencio recorriéndose insolentes con la mirada,
—Sabes, quería... —dice él dominando la situación—, me gustas Helen eres la mezcla perfecta de pasión, afecto y deseo”.
Ella piensa en ese momento que la vida es demasiado corta para no enamorarse cada día, pero guarda silencio meditando lo que va a decir, calibrando las palabras que le salen del corazón, tratando de filtrarlas por las fuentes de la razón. Por eso Helen siempre es impredecible.
 
Se dan la mano con una sonrisa, es la primera vez que se tocan. La mujer le acaricia la cara con ternura.
-Tal vez no ha sido una buena idea, dice ella. Vuelve a acariciarlo, le sonríe y se aleja.
 
Man se equivoca al pensar que se trata de una sutil despedida. No sabe qué hacer. Desconcertado se dirige a los probadores llevando en la mano el pantalón que ella le señaló. Los probadores son amplios, forrados de espejos, de los que se aíslan con una simple cortina sino con una puerta de madera. ¿Qué pasará cuando salga de allí… continuará en la tienda… se habrá marchado? A los pocos minutos alguien llama suavemente a la puerta. Parapetado tras ella la abre y asoman la cabeza... ¡Es Helen! lleva en la mano la camisa que él le señaló, y en un movimiento rápido y ágil de perfil se cuela entra en el probador. Él la observa interrogante, agradablemente sorprendido…
-¿Nos probamos?, le dice Helen señalando las prendas de vestir con evidente doble sentido. 
 
CONTINUARÁ

 

 

27 enero 2014

Todo un personaje





Era una mañana de invierno (así empiezan las cosas) 
No había lugar en la Tierra 
No había lugar 
No había tierra 
Y él, impertérrito... 
Tan pequeño 
Tan colorido 
Con esa pose

19 enero 2014

Especial, único, mágico

 
 
 
 
Gracias por este gran regalo de maravillosa factura, por esta pequeña joya con un enorme corazón, por hacerme reír, por compartir lo más hermosos que existe en esta vida: el humor.
 
(PD. Fotografía del hombre tranquilo: ¡Obra maestra!...Homérica)